Examen y evaluación del
Programa de Acción Mundial
para los Impedidos
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II. TENDENCIAS EN LAS POLÍTICAS Y PROGRAMAS DESDE LA PERSPECTIVA DE LA DISCAPACIDAD
A. La perspectiva de la discapacidad en el desarrollo
La Asamblea General, al adoptar el Programa de Acción Mundial, cuidó en definir el
derecho de los impedidos a la igualdad de oportunidades con otros ciudadanos. En este
sentido, la igualdad no se considera como un fenómeno estático sino que se la deberá
fomentar y mantener a medida que los países logran el desarrollo social y económico. Por
consiguiente, la Asamblea contempla lo que se ha dado en llamar "una perspectiva de
la discapacidad" en el desarrollo cuando examina las opciones para fomentar los
objetivos del Programa de Acción Mundial.
Desde el final del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos cada vez se ha
reconocido más la importancia de encarar las cuestiones de la discapacidad como una parte
integrante de las políticas y los programas nacionales de desarrollo. Este reconocimiento
puede deberse en muchos países a aumentos tanto en el número total de impedidos como en
el porcentaje de la población con una discapacidad. Además, a medida que los países se
desarrollan, no sólo crean nuevas formas de estructuras sociales sino que reemplazan las
estructuras existentes para reflejar mejor los nuevos criterios y necesidades de sus
poblaciones mayores y más diversas. En los últimos años, muchos promotores de los
discapacitados han instado a que se brindara mayor atención a ciertos criterios de
diseño universal, que se definen como la planificación y elaboración de medios que
satisfacen las necesidades de toda la población. Por ejemplo, la aplicación de un
diseño universal en políticas y programas de enseñanza permitirá que los países se
ahorren los gastos asociados con la transformación de las escuelas y el medio escolar en
un medio accesible a niños discapacitados. También ello permitirá ahorrar los gastos
provenientes de la institucionalización de los pacientes durante toda su vida. Una
consideración importante es que los diseños universales pueden redundar en provecho de
todas las poblaciones estudiantiles. En una nota reciente de estudios comparativos sobre
planificación para el desarrollo se indicó que en todos los grupos de población hay
personas incapacitadas y que la unificación y elaboración de políticas, programas y
proyectos de desarrollo que incluyan la dimensión de la discapacidad como elemento
natural aumentará el valor social y los resultados de las actividades del desarrollo, por
lo general con poco o ningún gasto1.
B. Cuestiones que atañen a la integración y participación de los discapacitados en
la sociedad
Los criterios universales representan una tendencia relativamente nueva en la esfera de
la discapacidad, pero también reflejan preocupaciones fundamentales de las Naciones
Unidas tanto con los derechos sociales, económicos y culturales como con los derechos
civiles y políticos de los impedidos. Estas preocupaciones adquirieron mayor relieve
durante el decenio de 1970 con la aprobación por la Asamblea General de declaraciones
sobre los derechos de los impedidos2; los objetivos del
Programa de Acción Mundial, que consisten en la plena participación de los
discapacitados en pie de igualdad y que reflejan una preocupación respecto de los
derechos de las personas discapacitadas; y las Normas Uniformes que dedican especial
atención a las medidas para fomentar los derechos de los discapacitados.
El período transcurrido desde el Decenio ha sido testigo de una mayor atención a la
participación de los impedidos en el desarrollo, de una perspectiva de la discapacidad en
las políticas y planes y de la ubicación de las cuestiones que atañen a la discapacidad
en el marco más amplio de los derechos humanos. La participación del desarrollo en este
sentido representa tanto un medio como un fin. Según se lo ha utilizado en el Programa de
Acción Mundial, el término se refiere a la vinculación en la toma de decisiones para el
desarrollo, la contribución a las actividades para el desarrollo y la participación en
pie de igualdad en los resultados del desarrollo. Las conferencias internacionales sobre
desarrollo celebradas durante el decenio de 1990 encararon la situación de las personas
discapacitadas con referencia a una amplia gama de preocupaciones sustantivas y no como
cuestiones centradas concretamente en la discapacidad. Se reconoce ahora que los derechos
humanos de los impedidos pertenecen menos al ámbito de un grupo social con determinadas
necesidades y, que son, en cada vez mayor medida, el requisito para fomentar los derechos
de todos.
Esta tendencia también se ha puesto de manifiesto en los criterios contemporáneos
para la adopción de medidas en cuanto a la discapacidad. Los criterios tradicionales de
bienestar social, que se caracterizaban por hacer hincapié en brindar asistencia a las
personas discapacitadas para que se adaptaran a las estructuras denominadas normales de la
sociedad, están siendo suplantados en cada vez mayor medida por criterios de derechos
humanos centrados en la habilitación de los impedidos y en introducir las modificaciones
necesarias en su medio para facilitar la igualdad de oportunidades para todos. El criterio
de derechos humanos en este sentido refleja un complemento entre los derechos económicos,
sociales y culturales y los derechos civiles y políticos de las personas discapacitadas.
La aplicación de los criterios de derechos humanos para alcanzar los objetivos de
prevención de rehabilitación del Programa de Acción Mundial se ponen de manifiesto en
la creciente atención que se presta ahora a la elección de los beneficiarios, al acceso
a opciones en materia de servicios y a los factores ambientales. Por ejemplo, las Normas 2
a 4 de las Normas Uniformes, sobre Atención Médica, Rehabilitación y Servicios de
Apoyo, respectivamente, indican las opciones que podrían considerar los Estados para
asegurar una prestación eficaz de servicios a las personas discapacitadas. Las medidas
que se han esbozado comprenden varias cuestiones ambientales básicas: el papel de la
información y promoción a nivel de la comunidad, la participación de los beneficiarios
en las decisiones acerca de los servicios, y la vinculación de la comunidad en la
prestación y gestión de los servicios. Los profesionales de bienestar social, como
miembros de los equipos multidisciplinarios, formulan contribuciones especiales a este
proceso mediante su orientación hacia la habilitación de las personas discapacitadas y
sus familias, a fin de que participen como consumidores informados y no como receptores
pasivos de los servicios creados para mejorar su nivel de vida y su bienestar.
La creciente atención que se brinda a los criterios de derechos humanos en materia de
discapacidad ha llevado al reconocimiento de su papel como medio y como fin para la
aplicación del Programa de Acción Mundial. Los esfuerzos por lograr una participación
plena y eficaz de los impedidos en las corrientes mayoritarias del desarrollo han tenido
por resultado un interés mayor en los factores ambientales que facilitan o impiden la
aplicación de los tres objetivos del Programa de Acción Mundial: la prevención, la
rehabilitación y la igualdad de oportunidades. Los factores ambientales afectan a todos;
en este sentido los factores ambientales comprenden el medio del desarrollo para la
participación, las posibilidades de acceso y las consecuencias diferenciales que puedan
experimentar las personas en su interacción con el medio. En las Normas Uniformes 5 a 12
se examinan distintos factores ambientales relativos respectivamente a las posibilidades
de acceso, la educación, el empleo, el mantenimiento de los ingresos y la seguridad
social, la vida en familia y la integridad personal, la cultura, las actividades
recreativas y deportivas y la religión.
C. Tendencias en los programas y políticas sobre discapacidad a partir de 1992 a los
niveles nacional, regional e internacional
1. Instrumentos de políticas aprobados desde 1992
La Asamblea General aprobó dentro del año siguiente al Decenio dos instrumentos
adicionales en la esfera de la discapacidad: la Estrategia a largo plazo para promover la
aplicación del Programa de Acción Mundial para los Impedidos hasta el Año 2000 y Años
Subsiguientes (A/49/435, anexo) y las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades
para las personas con discapacidad (resolución 48/96 de la Asamblea, anexo).
Además, la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico identificó el
período comprendido entre 1993 y el año 2002 como el Decenio de los Discapacitados de la
Región de Asia y el Pacífico con el tema promoción de la plena participación en pie de
igualdad de las personas discapacitadas3.
La Estrategia a largo plazo representa un marco para la acción colaborativa a los
niveles nacional, regional e internacional para lograr el objetivo expresado en la
resolución 48/99 de la Asamblea de una sociedad para todos hasta el año 2010. La
estrategia esboza una secuencia de medidas sugeridas por los gobiernos interesados para el
período comprendido entre 1995 y el año 2010 junto con los objetivos, plazos de acción
y una serie secundaria de medidas de apoyo asociadas a los niveles regional e
internacional para lograr ese fin.
El Relator Especial sobre Discapacidad, de la Comisión de Desarrollo Social, indicó
en su segundo informe sobre la aplicación de las Normas Uniformes la manera en que estas
Normas complementan el Programa de Acción Mundial al centrarse en el fomento del objetivo
de igualdad de oportunidades del Programa. Las 22 Normas se distribuyen en tres
categorías: condiciones previas para una participación en pie de igualdad, esferas que
constituyen los objetivos para la participación en pie de igualdad y medidas para la
aplicación y también contienen un mecanismo independiente de vigilancia.
Un tercer instrumento en materia de discapacidad, sobre la educación especial, fue
elaborado en 1994 en la Conferencia Mundial sobre Educación Especial: posibilidades de
acceso y calidad, organizada por la UNESCO, en colaboración con el Gobierno de España, y
que se celebró en Salamanca (España) del 7 al 10 de junio de 1994. La Conferencia
aprobó la Declaración y Marco de Acción de Salamanca sobre principios, políticas y
prácticas en la educación especial y el marco de acción sobre la educación especial,
que contiene directrices para la adopción de medidas tendientes a fomentar la educación
de todos los niños a los niveles nacional, regional e internacional4.
Cada uno de estos instrumentos posteriores al Decenio es importante por hacer hincapié
en la adopción de medidas a nivel de los países, con referencia a: a) los objetivos
concretos y la aplicación conexa de ciertos mecanismos de vigilancia respecto de la
situación de las personas con discapacidad; b) la perspectiva del género; c) los
criterios centrados en los beneficiarios; y d) un criterio centrado en la vida de los
niños impedidos, que va desde su plena integración en el sistema de enseñanza oficial
hasta su participación activa en las decisiones sobre los cambios durante el transcurso
de su vida debido a la edad o a circunstancias socioeconómicas.
2. El tratamiento de las cuestiones de discapacidad en algunas conferencias recientes
de las Naciones Unidas
Algunas conferencias internacionales organizadas por las Naciones Unidas desde el final
del Decenio se han ocupado de la situación de los discapacitados como de interés
sustantivo en el contexto de los derechos humanos, el desarrollo y el cambio demográfico,
las políticas sociales y el desarrollo, las mujeres y la vivienda. La Declaración y
Programa de Acción de Viena, aprobados por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos el
25 de junio de 19935, contienen en su capítulo sobre
igualdad, dignidad y tolerancia una sección concreta sobre los derechos de los
discapacitados. El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población
y el Desarrollo6 se ocupa de la situación de las personas
discapacitadas en su capítulo sobre la familia, sus funciones, derechos, composición y
estructura. La Declaración de Copenhague sobre Desarrollo Social y el Programa de Acción
de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social7 observa que los
discapacitados a menudo se ven obligados a vivir en la pobreza, el desempleo y el
aislamiento social. El Programa de Acción se ocupa de cuestiones que atañen a la
discapacitación en tres capítulos principales sobre la erradicación de la pobreza, la
expansión del empleo productivo con reducción del desempleo, y la integración social.
La Declaración de Beijing y la Plataforma de Acción aprobada en la Cuarta Conferencia
Mundial sobre la Mujer, el 15 de septiembre de 19958 se
ocupó de la situación de la mujer que enfrenta barreras a su progreso y a su plena
participación en la sociedad debido a discapacitación u otros factores. El objetivo
estratégico B.1 a) de la Plataforma de Acción insta a los gobiernos a promover la
igualdad de acceso a la educación mediante medidas tendientes a eliminar la
discriminación por motivos de género o de discapacidad. La Declaración de Estambul
sobre los Asentamientos Humanos y el Programa de Hábitat aprobado por la Conferencia de
las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat II)9
incluye en su compromiso de una Vivienda adecuada para todos el objetivo de concebir y
aplicar normas en que también se prevea el acceso de las personas discapacitadas de
conformidad con las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas
con discapacidad.
Notas
1 Ronald Wiman y otros, The Disability Dimension in Development Action;
Manual on Inclusive Plannig (Helsinki, Centro Nacional de Investigaciones y Desarrollo
para el Bienestar y la Salud en Finlandia (STAKES), en nombre de las Naciones Unidas,
1996) pág. 12.
2 Resolución 2856 (XXVI) de la Asamblea General, sobre la Declaración
de los derechos del retrasado mental y resolución 3447 (XXX) de la Asamblea sobre la
Declaración de los Derechos de los Impedidos.
3 Véase Documentos Oficiales del Consejo Económico y Social, 1992
(resolución 48/3), Suplemento No. 11 (E/1992/31), cap. IV.
4 Véase UNESCO, "Informe de la Conferencia Mundial sobre
Educación Especial (Salamanca, 7 a 10 de junio de 1994).
5 A/CONF.157/24 (Part. I), cap. III.
6 Informe de la Conferencia Internacional sobre la Población y el
Desarrollo, El Cairo, 5 a 13 de septiembre de 1994 (publicación de las Naciones Unidas,
número de venta: S.95.XIII.18), cap. I, resolución I, anexo.
7 Informe de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, Copenhague, 6 a
12 de marzo de 1995 (publicación de las Naciones Unidas, número de venta: S.96.IV.8),
cap. 2, resolución I.
8 Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing, 4 a
15 de septiembre de 1995 (publicación de las Naciones Unidas, número de venta:
S.96.IV.13), cap. I, resolución 1.
9 A/CONF.165/14, cap. I, resolución I.
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